jueves, 21 de febrero de 2013

Los límites de la realidad.

¿Qué pasaría si el mundo en el que vives no fuese más que un conjunto de bits?

Es un tema ya tocado en películas como Matrix, pero adquiere un significado diferente en un nuevo descubrimiento para mi cultura cinematográfica: Nivel 13.


Es una película con una sinopsis sencilla sin spoiler. Una empresa ha creado un programa de ordenador,  un mundo informático ambientado en los años 30, en el que viven diversos programas informáticos con capacidad de conocer, crear, pensar, sentir... se  alimentan y viven como cualquier persona. Pero son simples datos en un disco duro. Se puede entrar y salir de este mundo transfiriendo la conciencia de un sujeto a uno de esos programas, y viviendo la vida en los años 30 durante un tiempo limitado por las consecuencias neurológicas que puede producir al sujeto corpóreo en el "mundo real".

El asesinato del director de este proyecto y los descubrimientos que ha hecho, son la línea argumental de la trama.

A diferencia de Matrix, las personas que habitan en este programa son programas de por sí, y no poseen corporalidad fuera de su mundo. Por lo que se ve comprometida su definición a todos los términos.

Aquí se plantean muchos temas, como dónde se delimita la línea entre lo real y lo irreal, o qué es una persona y qué no lo es. La posible implicación del creador sobre este "submundo" a modo de dios.

Una película altamente recomendable, en la que puedes salir de los límites establecidos de la realidad, o aniquilar todo un universo con tan solo pulsar un botón.



lunes, 18 de febrero de 2013

Si...

"Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor
pierde la suya y te culpan por ello;
Si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero admites también sus dudas;


Si puedes esperar sin cansarte en la espera,
o, siendo engañado, no pagar con mentiras,
o, siendo odiado, no dar lugar al odio,
y sin embargo no parecer demasiado bueno, ni hablar demasiado sabiamente;
Si puedes soñar -y no hacer de los sueños tu maestro;
Si puedes pensar-y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre
y tratar a esos dos impostores exactamente igual,
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho
retorcida por malvados para hacer una trampa para tontos,
O ver rotas las cosas que has puesto en tu vida
y agacharte y reconstruirlas con herramientas desgastadas;

Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias
y arriesgarlo a un golpe de azar,
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir nunca una palabra acerca de tu pérdida;
Si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones
para jugar tu turno mucho tiempo después de que se hayan gastado
y así mantenerte cuando no queda nada dentro de ti
excepto la Voluntad que les dice: “¡Resistid!”

Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud
o pasear con reyes y no perder el sentido común;
Si ni los enemigos ni los queridos amigos pueden herirte;
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
Si puedes llenar el minuto inolvidable
con un recorrido de sesenta valiosos segundos.
Tuya es la Tierra y todo lo que contiene,
y —lo que es más— ¡serás un Hombre, hijo mío!"



Rudyard Kipling

lunes, 11 de febrero de 2013

Patatas

"No entiendo por qué hay que ponerles otros sabores a las patatas. Si ya están buenas tal como son.

"Patatas sabor jamón", las patatas sabor jamón son algo muy normal hoy en día, como del pueblo llano. Pero parece una frivolidad de millonario: el típico tío muy rico que dice "quiero comer algo vegetal, pero que en mi boca sepa a un animal muerto que lleva meses curándose".

Es que siempre a la comida le ponemos el sabor de otra cosa más cara. "Patatas sabor jamón", "philadelphia con sabor a salmón". Nunca es al revés, no ves "caviar con sabor a chopped".

 Una vez vi unas patatas que eran "Lays con sabor a pollo al horno con limón y tomillo". ¿Cómo coño te sale eso a cuenta? ¿haces un pollo al horno y luego dices "restregadle unas patatas y tiradlo"?

Ahora hay unas patatas que son "Al punto de sal". Me alucina que hayan tardado tantos años en encontrar el punto justo. Llevan décadas haciendo patatas. Además, las anuncian sin ningún reparo, en lugar de avergonzarse por llevar años cantidades descompensadas de sal. O "patatas gourmet", que son patatas que simplemente están muy buenas. Me parece el colmo de la arrogancia, porque es como si te restregaran por la cara que, cuando quieren, pueden hacerlas muy ricas, solo que hasta ahora no les había dado la gana.

Aunque mis favoritas son las patatas a la receta campesina, porque siempre que miro los ingredientes pienso: ¿en qué campo puedes encontrar ribonucleótido disódico, glutamato monosódico, proteína hidrolizada de soja y dextrosa? No sé, supongo que esta receta la inventó un campesino que tenía su huerto en Chernóbil, porque si no..."


(Álvaro Carmona - Patatas)

Un texto jodidamente GENIAL.