Típica. En la cafetería de la Universidad. Con unos amigos y unos cafés saltándose las clases. Mucho de lo que creía que iba a ser la vida en la Facultad, era una escena en las mesas de la cafetería o de un bar. Poco tiene que ver, en realidad.
Te levantas a las 7, te duchas, te vuelves a quedar dormido mientras tu compañero se ducha, sales del colegio mayor, vas a coger el bus, te pilla algún veterano para hacerte novatadas... noches y mañanas siguientes llenas de alcohol en vena y eses andando. Aunque eso es sólo la primera semana. Luego es mucho mejor: prácticas de laboratorio, kilos y kilos de apuntes que pasar a limpio y estudiar, horas en la biblioteca volviendo a las tantas de la noche en el último autobús, quedadas para ir a tomarse algo rápido si es que te queda tiempo...
Aunque, aún así, que me está gustando esto. Puedo hacer "lo que quiera" (uno muy entrecomillado), y ser el propio dueño de mis decisiones: dónde comer, qué hacer, estudiar o no. Ésto me hace también arquitecto y constructor de mi propia madurez.
Eso sí, debo reconocer, que ahora mismo tengo clase, pero estoy en la cafetería, en una mesa enorme, y jugando a los naipes.
