viernes, 27 de septiembre de 2013

¿Quién puede decirme que no pasará?

"Los finales nunca son fáciles, siempre los he idealizado de tal manera que nunca están a la altura de mis expectativas y acabo decepcionado.


No sé porqué me importa tanto como acaben las cosas aquí.


Supongo que todos queremos creer que lo que hacemos es importante, que la gente está pendiente de cada palabra que decimos, que le importa lo que pensamos. Y en realidad, podemos sentirnos afortunados si logramos, aunque sea por casualidad, que alguien, quien sea, se sienta un poco mejor. Porque al final todo se reduce a las personas que dejas entrar en tu vida.

Y mientras mi mente rememoraba las caras que había visto aquí me acordé de mi familia, de mis compañeros,, de los amores perdidos, ... incluso aquellos que ya no estaban. Y al girar la esquina todos volvieron a mi como una larga cola de experiencias compartidas.


Y aunque me sentía arropado, y seguro, sabía que tenía que acabar.

No es bueno estancarse en el pasado, y el futuro ya no me parece tan aterrador. Podía depararme lo que deseara.


¿Quién puede decirme que mis sueños no se harán realidad sólo por esta vez?

 ¿Quién puede decir que no pasará?"


(J.D. .- Scrubs)

martes, 20 de agosto de 2013

13

Ignorado en los hoteles y en los deportes, rechazado en la lotería, omitido en autobuses, aviones, calles y edificios. 

Los supersticiosos le tienen miedo. 

Pero nadie recuerda que el 13 de enero de 1969 los Beatles sacaron el álbum "Yellow submarine". 

Que un día 13 nació Mickey Mouse. 

Que cada año la luna hace 13 órbitas completas a la Tierra. 

Que un martes 13 comenzó la unificación de las dos Alemanias.

 Que el 13 de abril es el día mundial del beso, y el 13 de septiembre el de mirar el vaso medio lleno. 


Y lo que es más importante: se necesitan 47 músculos para enfadarse y solo 13 para sonreír.

lunes, 22 de julio de 2013

Discurso de graduación

Hemos empezado a dejar de ver la línea que delimita la educación y el adoctrinamiento. Se pretende llevar por el mismo camino de ganado cabrío a todos los niños para su control preciso y su producción completa. Que sean útiles para la sociedad.

¿Útiles? ¿Para quién?


Ningún oído se ha desarrollado del todo hasta escuchar la novena sinfonía de un campesino Ludwig van Beethoven con nombre de remolacha. La vida se representa con trazos que un primigenio homínido retrató a golpe de carbón y sangre. Hasta la Teoría de la Relatividad conoció un suspenso en matemáticas.


El mundo evoluciona por visionarios, que han visto en la historia y en la actualidad un lienzo inacabado. Una obra de arte con el potencial ilimitado, una preciosa y magnífica mujer con la que todos tenemos la oportunidad de bailar.


Es precisamente nuestra capacidad de cambio la que quieren que sea mermada hasta niveles ridículamente controlables. Evitar la distorsión de la campana de Gauss es la felicidad para los que se mantienen al poder. La educación es el sable de doble filo de cualquier estudiante. Necesita aprender, anhela saber lo que hay ahí fuera del aula, y se apuñala la visión crítica a través de la ventana.



Estudiar es necesario. Que se te evalúe es orientativo y de agradecer. Pero no deja de ser un número en un papel. Nadie puede decirte exactamente lo que sabes, ni el potencial que tienes, ni si eres "apto" para poder acceder a un puesto de trabajo que quieres,... por un examen.


Ningún papel me va a decir a mí lo que soy o no capaz de hacer. Es ridículo. Y es triste. Las barreras ya no son sólo imposiciones morales porque "es lo que se espera que hagas", sino jurídicas, arquitectónicas.... y económicas. Sólo puedes aprender si cumples con lo que quieren que seas, con lo que quieren que sepas, con lo que quieren que pienses,... y si tu cartera da de si.



Pero, en palabras de Erica Goldson en su discurso de graduación:



" [...]

Ahora estoy cumpliendo esa meta. Me estoy graduando. 

Debería mirar esto como una experiencia positiva, especialmente al ser primera de mi clase. Aunque, en retrospectiva, no puedo decir que soy más inteligente que mis pares. Puedo dar fe de que soy mejor haciendo lo que se me dice y trabajando el sistema.

 Aún así, aquí estoy, y se supone que debo de estar orgullosa de que he completado este periodo de adoctrinamiento. Me iré en el otoño para ir a la siguiente fase esperada de mí, con el fin de recibir un documento en papel que certifica que soy capaz de trabajar. Pero impugno que soy un ser humano, una pensadora, una aventurera – no un trabajador. Un trabajador es alguien atrapado en la repetición – un esclavo del sistema establecido antes que él.

 Pero ahora, yo he demostrado exitosamente que soy el mejor esclavo. Hice lo que se me dijo al extremo. 

Mientras otros se sentaban en clases y dibujaban para luego convertirse en grandes artistas, yo me sentaba en clases para tomar notas y convertirme en una gran tomadora de exámenes. Mientras otros vendrían a clases sin sus tareas hechas porque leían sobre un interés de ellos, yo nunca deje una tarea sin hacer. Mientras otros creaban música y escribían letras, yo decidí hacer créditos extras, aunque nunca lo necesité. 

Así, me pregunto, ¿por qué quise esta posición? Seguro, me la gané, ¿pero qué saldrá de ello? Cuando deje la institucionalidad educativa, ¿seré exitosa o por siempre perdida? 

No tengo idea de qué hacer con mi vida; no tengo intereses porque vi cada asignatura de estudio como un trabajo, y me destaqué en cada asignatura por el propósito de destacarme, no aprender. 

Y francamente, ahora estoy asustada. 

[...]"


(El discurso completo aquí).

lunes, 1 de julio de 2013

Chica vete a tu casa, no podemos jugar.

"Jamás pudo imaginar Antonio que aquella melodía que comenzó a componer mientras paseaba por la playa de la Malvarrosa, terminaría siendo todo un himno generacional. Aquel joven era un chico sencillo y reservado, un tipo tremendamente sensible que aprovechó su estancia en Valencia, para engendrar una de las composiciones musicales más importantes de nuestra historia: la Chica de Ayer.


Era verano de 1977 y Antonio Vega, un joven  nacido en Majadahonda caminaba junto al mar de Valencia, ciudad donde cumplía con el servicio militar. Fue entonces cuando unos acordes comenzaron a fluir y a rondar en su interior, era el germen de una canción que ha emocionado a numerosas generaciones. Como el mismo declaró, la música surgió de forma casi espontánea, natural, otra cosa fue la letra, una parte que no pudo culminar hasta su regreso a Madrid.

Un año más tarde, en 1978, Antonio y su primo Nacho decían apostar por su futuro en la música y formaban el grupo Nacha Pop. En las primeras sesiones de ensayo, La Chica de Ayer era una balada lenta hasta que a la hora de producir su primer LP, Teddy Bautista decidió subir una marcha más a la velocidad de la canción. En 1980, cuando se publica, en pleno apogeo de La Movida madrileña, la canción cosecha un éxito abrumador. Fue sólo el primer paso de una banda ya legendaria. Un tema perenne que no hace distinciones de modas o clases, y que sigue conquistando con su aire melancólico.

La Chica de Ayer es una de las canciones que podríamos identificar como la banda sonora de Madrid. Una época convulsa y agitada que encuentra su antitesis en esta canción, pausada y envolvente. Todos nos hemos emocionado con los primeros acordes de esta canción, una secuencia de notas tan claramente distingubles que rasgan el alma y enamoran. ¿Quién no se ha emocionado al reconocer esas primeras notas? Lo abstracto de su letra y el sentimiento que ponía Antonio con su voz hicieron de esta canción todo un símbolo de una época única. Tres décadas más tarde sigue apareciendo en todas las listas (El País, Rolling Stone…) como la canción pop más importante de nuestra historia.

Muchas veces, paseando por Malasaña he tenido la sensación de estar escuchándola mientras caminaba en solitario por sus calles, las mismas que recorrió su autor tantas veces, y al pasar por la puerta del Penta no he podido evitar esbozar una sonrisa de complicidad. Un tema que surgió de la niñez musical de un genio y que, como el mejor de los vinos, mejora con el paso de los años. Artistas como El Canto del loco o Enrique
Iglesias han hecho su propia versión de un tema que todos identificamos en parte como nuestro, todo hemos tenido nuestra propio chico o chica de ayer, pero nunca ninguna sonará como la del gran Antonio Vega."











(Extraído de "Secretos de Madrid": http://www.secretosdemadrid.es/sonidos-de-madrid-la-chica-de-ayer/)

jueves, 27 de junio de 2013

Yo elijo mi propia forma de arder.

“El verdadero daño es hecho por esos millones que quieren ‘sobrevivir’. El hombre honesto que solo quiere que lo dejen en paz. 

Esos que no quieren sus pequeñas vidas afectadas por algo mayor que ellos mismos. Esos que no tienen partidos y no tienen causas. Esos que no se dan cuenta de su propia fuerza, por miedo a enfrentar sus propias debilidades. Esos que no quieren hacer olas – o enemigos. Esos para los cuales la libertad, el honor, la verdad y los principios son solo literatura. Esos que viven pequeños, se reproducen en pequeño, y mueren pequeños. 

Es el enfoque reduccionista de la vida: si la mantienes pequeña, la mantendrás bajo control. Si no haces ruido, el coco no te va a encontrar. 

Pero solo es una ilusión, porque ellos mueren también, esa gente que doblan sus espíritus en pequeñas esferas con la intención de estar seguros. 

¡¿Seguros?! ¿De qué? 

La vida siempre está al borde de la muerte; las delgadas callejuelas llevan al mismo lugar que las amplias avenidas, y una pequeña vela se extingue de igual forma que una gran antorcha. 


Yo elijo mi propia forma de arder.”


.- Sophia Scholl






(Abajo imagen de Zenpencils para adaptarse al formato del blog).





























miércoles, 19 de junio de 2013

La razón irracional

El cerebro funciona por la interconexión neuronal de diferentes axones, dendritas y células. La malgama de señales eléctricas que se producen, nos llevan a las sensaciones, a la visión, al razonamiento, a la memoria...; a cualquier cosa de la que somos o no conscientes. Realidades en un continuo control " sobre cuerda de equilibrista". Nuestra memoria, por ejemplo, viene influida por la mayor o menor importancia de los sucesos que hemos vivido, y cómo los hemos sentido. Un hecho traumático queda tan profundo en la mente como el primer beso, o una sonrisa.

Por motivos diversos, la capacidad que tenemos de realizar todas estas funciones se ve alterada de forma muy significativa. Normalmente, se debe a la neurodegeneración, con lo que perdemos memoria y lucidez. El vivir más y durante más tiempo nuestra vida, nos lleva injustamente a perder la capacidad de disfrutarla.

A pesar de todos los estudios neurológicos, anatomoclínicos, fisiológicos, psicológicos y endocrinos del cerebro, todo queda siempre en teorías. La capacidad  humana es infinitamente imposible de medir, la memoria no puede verse en una radiografía, y la razón no puede ser digerida en una probeta.


El pensamiento es una herramienta de cuarzo de una sola pieza. No se puede fabricar ni reproducir, se nace con él. Y a la vez es tremendamente frágil. Aprendemos de qué forma usarla a lo largo de nuestra vida. Es necesaria para desarrollarnos en el mundo en el que nos encontramos, tener unas coordenadas que nos indiquen cuál es el aquí y cuándo el ahora. Pero, como cualquier cosa, no es reproducible, es único para cada persona. No hay una Estrella Polar correcta, cada una de los cuerpos celestes es el norte para alguien. La sociedad nos establece un mapa celeste sobre el que guiarnos. Los que se salen de él, están locos y son apartados, aunque puede que tengan más razón.

En la diversidad de formas de mirar al cielo nocturno, de imaginar las formas de las constelaciones, está la perfección humana del pensamiento: imposible de controlar; imposible de tocar; lleno de misterio, fantasía, dragones y mazmorras sin explorar.


viernes, 7 de junio de 2013

On Kindness

Creo sinceramente que la vida está hecha para ser feliz. Pero no el tipo de felicidad que se podría pensar con cierto positivismo: "hoy... voy a ser feliz", sino sabiendo que formamos parte de el mundo, intentar que dentro de nuestro alcance, el mundo sea un poco más feliz y mejor.

No hay mayor hipocresía que en las palabras del que piensa para sí. Esa persona cuyo objetivo es su felicidad a cualquier precio. Pretende conseguir que se le trate como al que entra a escena para hacer un soliloquio, que todos le presten la atención que vea conveniente, y él no tiene por qué haber ido a ver ni un solo pase de nadie, jamás. Está representando vestido de amarillo.




"La palabra “bondad” cubre todas mis creencias políticas. No hay necesidad de explicar más. Creo que si, al final, de acuerdo a nuestras capacidades, hemos hecho algo para que los demás sean un poco más felices, y algo para hacernos un poco más felices a nosotros mismos, eso lo mejor que podemos hacer. Hacer menos felices a los otros es un crimen. Hacernos infelices a nosotros mismos es donde todo crimen comienza. Debemos tratar de aportar alegría al mundo. Esto es cierto sin importar cuáles son nuestros problemas, nuestra salud, nuestras circunstancias. Tenemos que intentarlo.

No siempre supe esto. Estoy feliz de haber vivido lo suficiente para averiguarlo."


.- Roger Ebert



El culmen de nuestra vida es el poder saber que, por el hecho de vivir y de ser feliz, la realidad es un poco mejor.


viernes, 10 de mayo de 2013

Un segundo, que cambia toda una vida.

Cada instante se pierden infinitas posibilidades. Todo un abanico tan a nuestro alcance como verdugo para el resto de opciones que desechamos.

Nunca volverá a haber un "ahora". Es una idea tan frágil, que tan sólo el pronunciar la palabra en un susurro, nos lleva al "después" como por arte de magia. Lo que somos se conforma por decisiones tomadas, de una manera o de otra. Nos llevan al aquí y al ahora, a la realidad que vivimos.

Todo lo que vamos a hacer se dictamina en cada momento, todo un universo se crea tras cada paradoja del destino, toda una vida se decide eternamente en un segundo.


jueves, 25 de abril de 2013

Hemingway

"- ¿Tenía miedo?

- ¿De qué?


- De que le mataran.


- No escribirá bien si tiene miedo a morir, ¿lo tiene?


- Sí, lo tengo. Yo diría que es quizá mi mayor miedo realmente.


- Es algo que le ha pasado a todos los hombres y a todos les pasará.


- Lo sé.


- ¿Ha hecho el amor con una auténtica gran mujer?


- La verdad es que mi novia es bastante sexy.


- Y cuando hace el amor con ella ¿siente una pasión bonita y veraz y, al menos en ese momento, pierde el miedo a la muerte?


- No, no suele ocurrirme


- Creo que el amor que es veraz y real crea una tregua con la muerte. La cobardía viene de no amar o no amar bien, que es lo mismo. Cuando el hombre que es valiente y veraz mira cara a cara a la muerte, como aman con suficiente pasión  apartan a la muerte de su mente. Hasta que vuelve, como hace con todos los hombres, y es hora de volver a hacer el amor de verdad. Piénselo bien."




Conversación de Gil con Hemingway (Medianoche en París)

miércoles, 20 de marzo de 2013

"Si te despertaras a otra hora, en otro lugar...

... ¿te despertarías siendo otra persona?" (El Club de la lucha).


¿Qué es lo que realmente identifica a cada persona? ¿un estilo de vestir? ¿una marca de whisky? Solemos definir a cada persona por sus gustos musicales, la ropa que lleva, o su peinado. Independientemente de lo que éstos signifiquen.


Según algunos psicoanalistas, se podía saber qué problema o pensamiento oculto residía en el subconsciente a partir de la interpretación de las figuras aparentemente importantes en el sueño del sujeto. A cada una de estos símbolos se le otorga un significado, y a partir de ahí se obtiene un diagnóstico concreto.


Como en la interpretación de los sueños - con la que personalmente no estoy de acuerdo - se saca una conclusión única a partir de los rasgos que cada persona nos deja percibir a simple vista. El ir más o menos desaliñado, mejor o peor conjuntado, una colonia más o menos cara, el estar más o menos delgado o tener unos rasgos concretos faciales y físicos. Sin embargo, soy de los que piensa que cada uno de esos rasgos da un increíblemente extenso mundo de posibilidades imposible de calcular ni con la aritmética, ni con la geometría, ni con las medidas de Plank, ni aplicando cualquier ley física.


Podríais preguntaros por las proporciones. La proporción áurea, que hace que los objetos en la naturaleza sean "perfectos" y que es aplicable a ciertos rasgos físicos de lo que se considera "bello". Pero, como todo, está visto que no. Los estereotipos cambian en función de la sociedad. Lo que antes era la venus de los prehistóricos ahora nos parece una mujer bajita y gorda. Ni la Venus de Milo nos deja ver el bosque ya. Los términos "bello" y "atractivo" radican en los factores externos, que nos llevan a conclusiones precipitadas acerca de cómo es realmente una persona.


Cada uno tenemos unos gustos concretos y unas preferencias, en función de nuestro aprendizaje - y de lo que se nos ha impuesto -  que hacen que nos desviemos en una u otra dirección, autodefiniéndonos en función de lo que lo demás juzgan de uno mismo, o lo que se considera en ese momento y lugar por "normal", "bueno" y "bonito". Lo que también nos pasa a la hora de conocer a alguien, todos refugiados tras una enorme capa de inhibiciones hacia los demás desde el sentido más amplio al más concreto.


Si dejamos de juzgar por lo que muestran a simple vista, sabremos que hay más de 7 mil millones de personas viviendo en este planeta: las que se ven, y las que no.

lunes, 11 de marzo de 2013

No hay límites

"Decide en el fondo de tu corazón lo que de verdad te excita y te motiva, y empieza a mover tu vida en esa dirección.

Cada decisión que tomas, desde lo que comes hasta lo que haces con tu tiempo esta noche, te convierte en quien serás mañana, y pasado mañana.

Observa quién quieres ser, y empieza a forjarte a ti mismo como persona.

Puede que no acabes exactamente donde tú pensabas que estarías, pero estarás haciendo cosas que te satisfacen con una profesión en la que crees.

No dejes que la vida te haga ser de forma aleatoria el adulto en quien no querías convertirte."



.- Chris Hadfield (Comandante de la expedición 35. Estación Espacial Internacional).

jueves, 21 de febrero de 2013

Los límites de la realidad.

¿Qué pasaría si el mundo en el que vives no fuese más que un conjunto de bits?

Es un tema ya tocado en películas como Matrix, pero adquiere un significado diferente en un nuevo descubrimiento para mi cultura cinematográfica: Nivel 13.


Es una película con una sinopsis sencilla sin spoiler. Una empresa ha creado un programa de ordenador,  un mundo informático ambientado en los años 30, en el que viven diversos programas informáticos con capacidad de conocer, crear, pensar, sentir... se  alimentan y viven como cualquier persona. Pero son simples datos en un disco duro. Se puede entrar y salir de este mundo transfiriendo la conciencia de un sujeto a uno de esos programas, y viviendo la vida en los años 30 durante un tiempo limitado por las consecuencias neurológicas que puede producir al sujeto corpóreo en el "mundo real".

El asesinato del director de este proyecto y los descubrimientos que ha hecho, son la línea argumental de la trama.

A diferencia de Matrix, las personas que habitan en este programa son programas de por sí, y no poseen corporalidad fuera de su mundo. Por lo que se ve comprometida su definición a todos los términos.

Aquí se plantean muchos temas, como dónde se delimita la línea entre lo real y lo irreal, o qué es una persona y qué no lo es. La posible implicación del creador sobre este "submundo" a modo de dios.

Una película altamente recomendable, en la que puedes salir de los límites establecidos de la realidad, o aniquilar todo un universo con tan solo pulsar un botón.



lunes, 18 de febrero de 2013

Si...

"Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor
pierde la suya y te culpan por ello;
Si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero admites también sus dudas;


Si puedes esperar sin cansarte en la espera,
o, siendo engañado, no pagar con mentiras,
o, siendo odiado, no dar lugar al odio,
y sin embargo no parecer demasiado bueno, ni hablar demasiado sabiamente;
Si puedes soñar -y no hacer de los sueños tu maestro;
Si puedes pensar-y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre
y tratar a esos dos impostores exactamente igual,
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho
retorcida por malvados para hacer una trampa para tontos,
O ver rotas las cosas que has puesto en tu vida
y agacharte y reconstruirlas con herramientas desgastadas;

Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias
y arriesgarlo a un golpe de azar,
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir nunca una palabra acerca de tu pérdida;
Si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones
para jugar tu turno mucho tiempo después de que se hayan gastado
y así mantenerte cuando no queda nada dentro de ti
excepto la Voluntad que les dice: “¡Resistid!”

Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud
o pasear con reyes y no perder el sentido común;
Si ni los enemigos ni los queridos amigos pueden herirte;
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
Si puedes llenar el minuto inolvidable
con un recorrido de sesenta valiosos segundos.
Tuya es la Tierra y todo lo que contiene,
y —lo que es más— ¡serás un Hombre, hijo mío!"



Rudyard Kipling

lunes, 11 de febrero de 2013

Patatas

"No entiendo por qué hay que ponerles otros sabores a las patatas. Si ya están buenas tal como son.

"Patatas sabor jamón", las patatas sabor jamón son algo muy normal hoy en día, como del pueblo llano. Pero parece una frivolidad de millonario: el típico tío muy rico que dice "quiero comer algo vegetal, pero que en mi boca sepa a un animal muerto que lleva meses curándose".

Es que siempre a la comida le ponemos el sabor de otra cosa más cara. "Patatas sabor jamón", "philadelphia con sabor a salmón". Nunca es al revés, no ves "caviar con sabor a chopped".

 Una vez vi unas patatas que eran "Lays con sabor a pollo al horno con limón y tomillo". ¿Cómo coño te sale eso a cuenta? ¿haces un pollo al horno y luego dices "restregadle unas patatas y tiradlo"?

Ahora hay unas patatas que son "Al punto de sal". Me alucina que hayan tardado tantos años en encontrar el punto justo. Llevan décadas haciendo patatas. Además, las anuncian sin ningún reparo, en lugar de avergonzarse por llevar años cantidades descompensadas de sal. O "patatas gourmet", que son patatas que simplemente están muy buenas. Me parece el colmo de la arrogancia, porque es como si te restregaran por la cara que, cuando quieren, pueden hacerlas muy ricas, solo que hasta ahora no les había dado la gana.

Aunque mis favoritas son las patatas a la receta campesina, porque siempre que miro los ingredientes pienso: ¿en qué campo puedes encontrar ribonucleótido disódico, glutamato monosódico, proteína hidrolizada de soja y dextrosa? No sé, supongo que esta receta la inventó un campesino que tenía su huerto en Chernóbil, porque si no..."


(Álvaro Carmona - Patatas)

Un texto jodidamente GENIAL. 

jueves, 31 de enero de 2013

El fantasma de Luke Skywalker




"De repente, algo se precipita al vacío e impacta brutalmente sobre el capó de un Chevrolet color burdeos aparcado cerca de la 54 con la Octava, a escasos metros de donde me encuentro de pie, bajo la nieve, discutiendo por teléfono y completamente desesperado con una operadora de Delta Airlines.


BUM


Y las alarmas del coche sonando como si anunciaran el Apocalipsis.


¿Qué ha sido eso? me pregunta al otro lado del teléfono la voz delicada de Pam, la implacable operadora de Delta Airlines designada para amargarme la vida.


Mi primera reacción es pensar que se trata de un meteorito. La segunda, un suicida. La tercera, un fatal error de cálculo de Spiderman que le ha hecho acabar con sus huesos sobre aquel destartalado Chevrolet color burdeos.


Finalmente, el sentido común termina imponiéndose y compruebo (no sin una vaga sensación de decepción) que realmente se trata de una placa de hielo desprendida de la cornisa del rascacielos a mi espalda. Los viandantes, sin embargo, no parecen estar tan impactados como yo por lo que acaban de presenciar. De hecho, una chica que pasa a mi lado, bebiendo café humeante de un vaso de cartón y con unas orejeras de Hello Kitty, mira de pasada sin dar mayor importancia al asunto, tal vez pensando: Oh, ya es el decimocuarto coche que veo aplastado por un enorme trozo de hielo en lo que va de día. ¿Cuándo diablos pasará algo mínimamente interesante y efervescente en esta ciudad muerta?


Mientras me palpo para asegurarme que todo sigue en orden, pienso en lo absurdo que hubiera sido morir de esa forma. Desde luego, cuando uno alcanza cierta edad, ya ha desistido de ciertos sueños y utopías de la infancia, pero es cuestión de que la insólita causa de tu muerte se convierta en la noticia más leída de los periódicos digitales nacionales, ocupando un puesto de dudoso honor entre la mujer que trató de envenenar a su marido con veneno en la vagina y el joven brasileño que murió tras masturbarse 42 veces consecutivas. Pánico a una muerte rídicula, que cantaban los Def Con Dos.


Cambiar el vuelo que tengo a Washington, de repente, ya no me parece una prioridad. Así que cuelgo a Pam y me meto en el primer bar que veo para refugiarme de la nieve y de placas de hielo con tendencias suicidas. Carpe Diem.


El bar huele como tiene que oler un bar en Nueva York: a cerveza, a madera vieja y a alitas de pollo. Toda la clientela del bar está pendiente, completamente absorta, del televisor, como si fueran adoradores de una secta secreta en la que el aparato electrónico fuera su dios redentor. Están jugando los Yankees contra un equipo que no logro identificar. Mientras pido algo de beber al camarero, reparo en que realmente no todo el mundo está pendiente del televisor. Hay un tipo enfrente de mí que mira de reojo el televisor, de forma distraída e intermitente, sin mucho entusiasmo, mientras da largos tragos a su cerveza. De vez en cuando, alguien se le acerca para comentar alguna jugada o soltar un chascarrillo chistoso, lo que le hace esbozar una sonrisa forzada.


Conozco a ese tipo. De algo. Estoy seguro.


Estrujo mis neuronas buscando algún tipo de conexión. Estoy palpando a oscuras el interruptor de la bombilla en mi cabeza. Lo tengo cerca. Lo noto. Casi lo puedo paladear.


Y se hace la luz.


Maldita sea. No puede ser. Sí, sí… Creo que es él. Es… es… Luke Skywalker.


El mismísimo Luke Skywalker, natural del asteroide Polis Massa, hijo único de la senadora Padmé de Amidala, hermano de la Princesa Leia, sobrino de granjeros asesinados por las Tropas Imperiales, comandante de la Alianza Rebelde, compañero de fatigas de Han Solo, amo y señor de C3PO y R2D2, alumno aventajado de Obi-Wan Kenobi, aprendiz predilecto de Yoda y, sobre todo y por encima de todo lo demás, hijo de Darth Vader (y espero que esto último no suponga un spoiler para nadie).


Y ahí está. Mirada cansada. Bolsas de ojos. Ojeras. Hombros caídos. Una sombra de barba. Conato de tripa cervecera.


Es él. O lo que queda de él. No hay duda.


Y una pregunta me fulmina el cráneo.


¿Qué diablos fue de este tipo?


Muchas leyendas circulan sobre Mark Hamill, el actor que interpretó a Luke Skywalker. En los mentideros de Hollywood siempre se dijo que los productores de cine nunca se atrevieron a ofrecerle ningún papel relevante, temerosos de que nadie pudiera disociar su rostro del joven jedi. Sin embargo, con el pendenciero Han Solo, su compañero inseparable en las aventuras intergalácticas e interpretado por Harrison Ford, no tuvieron tantos remilgos y apostaron fuerte por él, lo que luego acabó derivando en una meteórica y exitosa filmografía.


También se dice que el brutal accidente de coche que sufrió el 11 de enero de 1977, durante el rodaje de Star Wars (tuvieron que adaptar el guión para justificar sus cicatrices), marcó su rostro y, de paso, su carrera.


Otras leyendas más morbosas (y de una más que dudosa credibilidad) sostienen que llegó a creerse que realmente él era un jedi encomendado a salvar el destino de la Galaxia, y uno se lo imagina como el Fantasma de la Ópera o el atormentado jorobado de Notre Dame, vagando por las galerías de los estudios de Hollywood, disfrazado de jedi y gritando y aterrorizando a las nuevas estrellas de cine.


La verdad es, por una cuestión u otra, su carrera no supo reponerse del fulgurante éxito de Star Wars. Dedicó el resto de su vida interpretativa a pequeñas obras de teatro y —con cierto éxito— a doblar villanos de series de dibujos animados, donde nadie le podía identificar como el jedi que un día fue. Muchos mantienen que Hamill fue el que ha dotado al Joker de Batman de una mejor voz, tras su trabajo en la serie animada Batman: The Animated Series.


Y ahí está.


¿Cuántas veces le habrá tocado aguantar a algún cretino con voz grave diciendo “Luke, soy tu padre”?


¿Cuántas veces se habrá preguntado si su carrera podría haber tomado un rumbo diferente?


Al poco tiempo, abandona el bar, tambaleándose ligeramente. Abre la puerta y se queda observando durante unos segundos la nieve caer de forma oblicua, en unos 45 grados perfectos. Se echa el pelo hacia atrás. Expulsa una nube de vaho por la boca y sale a la calle.


Jamás sabré a ciencia cierta si aquel tipo era realmente Mark Hamill. Tal vez era simplemente el fantasma de Luke Skywalker.


Y, mientras apuro mi copa, no puedo evitar imaginarme a un caballero jedi vagando por las calles nevadas de Nueva York, cimbréandose por el furioso viento mientras las hojas de periódico se le enroscan en los tobillos como los gatos abandonados de Nueva York, y gritando que un día fue grande, y que no hay nadie como él, ni en Nueva York, ni en Tatooine, y que sigue siendo el Rey, mientras amenaza a propios y extraños blandiendo un sable láser comprado en una tienda de disfraces.


El fotógrafo estadounidense Wilson Alwyn Bentley intentó, en 1885, encontrar un par copos de nieve iguales bajo el microscopio. No logró jamás dar con dos copos exactamente idénticos.


“Bajo el microscopio encontré que los copos de nieve eran milagros de belleza; y me pareció una pena que esa belleza no fuera vista y apreciada por otros. Cada cristal era una obra maestra de diseño y ningún diseño jamás se repetía. Cuando un copo de nieve se fundía, el diseño se perdía para siempre. Toda esa belleza se fue, sin dejar ningún recuerdo”.


Tal vez Luke Skywalker sea igual: un personaje único, fugaz e irrepetible. Como un copo de nieve.


Que la fuerza te acompañe, Luke."






(Holden Caulfield - http://www.jotdown.es/2013/01/el-fantasma-de-luke-skywalker/)

miércoles, 30 de enero de 2013

No rendirse nunca.

Es imposible no tener nunca algún tipo de confrontación verbal con alguien. Soy una persona a la que le gusta discutir una amplia variedad de temas, me parece que es una forma de enriquecerse y hacerse más y mejor.

Hay personas que, por las circunstancias que sean, no tienen una base sobre la que cimentarse para una discusión abierta. Bien no tengan claro lo que defienden, bien no sepan argumentar su postura, o bien no sean capaces de mantener una conversación y dejen avasallarse por muchas palabras largas y términos escabrosos. 

Lo que verdaderamente me saca de quicio es la gente que "pasa" de discutir. No claudica, no llega a una conclusión, no intenta argumentar su postura, no acepta o llega al punto de "son posturas diferentes, no entran en conflicto y no vamos a convencernos entre nosotros"; simplemente pasan de discutir. Puede ser porque, para ellos, el objetivo de una discusión sea ganar, convencer al contrario, alimentar su ego (nada más lejos de la realidad es exponer ideas, e intentar llegar a una conclusión razonable por argumentos entre las partes). 

Estas mismas personas suelen ser las que exponen sus argumentos para vencer a toda costa, y no tienen que ser argumentos veraces, ni siquiera lógicos. El objetivo es lo que buscan, los medios les resultan indiferentes. 

Es uno de los pilares podridos de la sociedad, sostenido sobre una dura roca de ego, en una balsa de lodo. Y para combatirlo, hay que tener claro lo que defiendes, tus ideas, tus opiniones. Que nadie cambie tu forma de pensar porque grite más fuerte o hable más. 

Como diría Winston Churchill (vena de Segunda Guerra Mundial: activada): 

"Nunca rendirse. Nunca, nunca, nunca. En nada, amplio o pequeño, grande o minúsculo. Nunca rendirse salvo a las convicciones de honor y el buen sentido común. Nunca ceder a la fuerza. Nunca ceder ante el poder aparentemente abrumador del enemigo."

jueves, 24 de enero de 2013

La vida sin nosotros

¿Cómo sería el mundo si los humanos desapareciésemos de la noche a la mañana?



Esto es lo que plantea este interesante documental. Si una mañana amaneciera, sonase el despertador, pero no hubiese nadie para apagarlo, los coches no circulasen, las tiendas estuviesen cerradas y vacías, y los trenes no salieran a su hora.

Un mundo post-apocalíptico para los seres humanos. ¿Cómo se desarrollaría todo si así fuera?


Se plantea un problema práctico, que es todo lo relacionado con "¿Habría electricidad sin nadie manteniendo las centrales eléctricas? ¿durante cuánto tiempo?" o "¿Qué les pasaría a nuestras mascotas sin nuestro cuidado?". Pero también otra clase de cuestiones, más perceptivas y metafísicas. El "¿Suena un árbol que  cae en mitad del bosque si no hay nadie para oírlo caer?".

Sabemos que el mundo existe porque lo percibimos. Podemos tocarlo, verlo, oírlo, saborearlo. No hay nada más que nos haga pensar que hay algo fuera de nosotros  mismos que nuestra percepción.

Los bebés, en los primeros meses de vida, carecen del principio de permanencia de objeto, por el cual cualquier persona normal sabe que algo existe aunque deje de percibirla. Si le doy la espalda a algo, no deja de existir. ¿O sí? La única prueba fidedigna de su existencia es que lo percibo, no puedo asegurar que no existe si no es así. Y aún así siquiera, no puedo afirmar con certeza absoluta que mis sentidos no me engañan.

Entonces, en un mundo sin seres humanos, ¿cómo sabemos que hay mundo? O llevado a un estrato superior: en un mundo sin uno mismo, ¿sigue habiendo existencia? ¿siguen corriendo las manecillas del reloj? ¿o como en Mr. Nobody al llegar el final el tiempo, vuelve hacia atrás como uniéndose las dimensiones en un descomunal Big-Crunch?


Es una visión muy personalista, pero no deja de ser posible. Cuando cierro los ojos, me pongo música, y me sumerjo en mi mundo... ¿hay alguien ahí fuera?

sábado, 12 de enero de 2013

Una época pasada.

Creo que hay algo que comparto con Marv, uno de los personajes de Sin City: ambos hemos nacido en una época equivocada.

A mi forma de verlo, me hubiese encantado nacer hacia principios de los años sesenta. Crecer en una familia sin muchos lujos, donde estudiar fuera necesario, pero no imposible. Esforzarme en tener un buen futuro sin verme obligado a trabajar exclusivamente.

Una infancia en una época sencilla, con escudos de hojalata, espadas de madera y relleno de imaginación. Sin videojuegos, internet o smartphones. Acostumbrarse así a sobrevivir jugando en la calle y leyendo libros de ediciones encuadernadas en tela. Me criaría así con una banda sonora de Beatles, Boston, y Beach Boys, y Rafaella Carrá o Miguel Ríos. La música que me gusta ahora, más o menos. Ir de vacaciones a la playa en un coche pequeño a un apartamento humilde, que aunque esté en sexta línea de playa, deja ver el mar desde la terraza por la ausencia de grandes edificios y construcciones faraónicas.

La adolescencia sería propia de La Movida, con grupos como Nacha Pop, Hombres G, Gabinete Caligari, Siniestro Total,... aunque aun así apuesto que seguiría gustándome más la música antigua a mi contemporaneidad. Las reglas morales serían más a mi medida, aunque sería un inconformista aun así en relación a la dureza de las mismas  en ciertos aspectos.


Lo que me deparase el futuro, estaría por ver. No puedo ver el mundo tras el cristal que crea mi mente. Pero sí sé que, seguramente, me sentiría como en casa con un walkman, o buscando avances en medicina que hicieran la vida más fácil, o viviendo en una época más sencilla donde los problemas parecen pequeños.

Como una medianoche en París, viviendo por unas horas el sueño de una época pasada, inalcanzable e idealizada.