Nos veremos en Ibiza, en Mallorca, en San Luis y Maor...

Ufff normal empezar una entrada con  una parte de una canción tan clásica como veraniega, hace un calor que no se puede aguantar, el sol me quema y me ciega, y los mosquitos me han destrozado.... pero hay una cosa buena: ¡ES VERANO!

Tiempo de salir, pasarlo bien, bañarse, ir a cumpleaños, quedarse a dormir en casas de amigos, ir a la playa, al campo, hacer hogueras, tomarse un Tang de naranja y un Colajet de limón, o simplemente de dar un voltio.

Sobre todo esta alegría nos inunda porque ha acabado una parte nefasta y decisiva en nuestra vida: Bachillerato. Con esa alegre compañía que todo lo ameniza y todo lo abarca: Selectividad. No lo pongo en mayúsculas por nada, sino porque son muy importantes, más de lo que se podría pensar que son los números en un papel y mal escritos. Son la diferencia entre quedarse en casa un año más o irse a otra ciudad, hacer la carrera que quieres o quedarte un año amargado en espera de algo mejor. Pero soy positivo: voy a hacer la carrera que quiero, da igual dónde y cuándo, lo conseguiré :)

Dejando todo este círculo vicioso a un lado, el verano es lo que necesitaba. Llegamos, señoras y señores, al mejor verano (posiblemente) de nuestras vidas.

¡Abre esa botella, brindemos con ella, y hagamos el amor en el balcón!

Cinco minutos más para la cuenta atrás.

¡...y qué cortos son los minutos, y que rápido pasan las horas! Pasarse día sí, día también en la biblioteca parece que no hace nada de efecto, el calendario no se ha detenido aún antes de llegar a esa fatídica fecha de exámenes finales... pero finales, finales, ¿eh? Donde te juegas todo, todo tu futuro, donde vas a vivir, con quién vas a pasar los próximos años, y qué función útil o no vas a desempeñar en este entramado que es la sociedad.

Necesitarás para el viaje algo de ropa de abrigo, algo de comida, y nota, mucha nota. Es lo único que importa actualmente, donde se evalúa a las personas por el número que tengan en un papel escrito más que por su vocación, conocimientos, y ganas de aprender. ¿Que si fuese así no tendría problema en entrar en una carrera en la que la gente se matricula porque "tiene nota" como para hacerla? Seguramente. El altruismo hoy en  día está infravalorado. Sólo queremos que quien nos atienda tenga una bonita sonrisa, y un currículo que dé gusto. 

Para mi desgracia, no tengo la primera, y me está costando horrores conseguir la segunda. Es posible que lo hubiese conseguido arrastrándome ante ciertas personas, haciendo un poco la pelota, y renunciando a lo que creía en ciertos momentos, pero no soy así. Me enorgullezco de ello. Sea donde sea, haga lo que haga, conseguiré llegar hasta mi meta, y... ¡pobre del que se atreva a ponerse en medio!

Mira al cielo...

... Escucha. Observa atentamente las estrellas. Relucientes, pequeñas, lejanas... y tan complejas. Todos nosotros estamos formados, en definitiva, por las estrellas. Las relaciones de fusión entre los átomos de Hidrógeno que hay en las estrellas, dan lugar a Helio, y la fusión entre los átomos de Helio dan lugar a los elementos que forman la vida: el Carbono, el Nitrógeno... se podría decir que procedemos de las estrellas.

Esto ya se lo proponía mucha gente en la antigüedad, el devenir del hombre y su procedencia. Sólo que ellos lo llamaban "arjé" y buscaban explicaciones que hoy en día nos parecen absurdas. De hecho, nadie ha dado con una verdad total a este tema. Se crean hipótesis, se realizan estudios, se comprueban datos y se hacen cálculos en enormes ordenadores. Todo con la finalidad de encontrar respuestas a lo que desconocemos, porque tenemos miedo de lo desconocido, y le damos "verdades temporales" para sentirnos a gusto con nosotros mismos y no vivir con pavor cada día.

 Pero con tantos avances tecnológicos, tantos circuitos, tantas calculadoras y tanta gente lista y narcisista... ¿cómo se explica la vida, el elegir, el que veamos, decidamos, pensemos, y todos esos procesos necesarios para que se creen aún más ordenadores y más calculadoras enormes?

Aún nos queda mucho por conocer, si no, la vida sería aburrida. Aunque siempre me quedará dentro ese pequeño niño, mirando al cielo, y soñando venir de las estrellas.