sábado, 12 de mayo de 2012

American pie

Ahora con todo lleno de exámenes uno se plantea más lo que le falta en este momento. El salir, el tener un bar donde quedar con tus amigos cada día si quieres, y esa sensación de estar llegando tarde a casa que es jodidamente reconfortante. 

Es lo malo, ahora hay más responsabilidades. Nos planteamos un futuro, algo con lo que sobrevivir en el mundo. Dejamos las cosas vanales a un lado y nos centramos en lo que más nota nos puede hacer sacar: que si libros, apuntes, atlas de anatomía, trabajos, trabajos y horas más de biblioteca que de sueño y descanso juntos. Suena a coñazo, y efectivamente lo es. 

Querríamos que así no fuera, pero es como debe ser. Dejamos de ser niños hace tiempo, se acabó ya el instituto. Estamos en la universidad y todo ha cambiado. ¿... o no? Seguramente lo que más me mantenga despierto por la noche cuando estoy a punto de aplastar mis apuntes con la cabeza en el escritorio es esa sensación de que soy todavía joven, porque lo soy, y que este verano que viene merecerá la pena vivirlo. Que cuanto antes acabe los exámenes, más tiempo tendré para pasarlo con mis amigos de toda la vida, ir a nuestro bar favorito, sentarnos en nuestra mesa habitual, y pedir lo de siempre. Para cambiar los "Buenas noches Nueva York" por "NOSOTROS SEREMOS LO QUE PASA EN NUEVA YORK". Vivir mi propia película americana, como las que  hemos visto en el cine. Puede que sea todo ficticio, pero puedo asegurar que, por lo que he vivido, la realidad y las coñas de siempre son incluso mejor.


Vasos rojos y azules de plástico. Música rock de fondo. Unos cuantos barriles de cerveza, una piscina en el jardín de atrás, y una casa grande. Invitad a las chicas, servid copas, traed hielo,... empieza la fiesta.



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