lunes, 29 de octubre de 2012

Y más allá.

Hay miles, millones, billones de estrellas en el firmamento. De cuerpos estelares, asteroides y cometas. Planetas, y gigantes rojas. Muchas de las luces que nos llegan del espacio provienen de estrellas que ya no existen, que murieron hace muchísimo tiempo. Así como no nos llega la luz aún de las nuevas estrellas que acaban de nacer.

El universo es infinito, la realidad en sí misma. Silenciosa, completa. Con infinitos de posibles quizás que se dejan entrever en cada esquina de elección, en cada proceso químico, en cada división de átomo. Creando universos paralelos a los que se nos es imposible acceder.

Todo lleno de planetas  que, como el nuestro, puede albergar vida. Con otra ciudad como ésta, con otros trabajos, o con otros niños jugando a los tazos a la hora del recreo. Que miran hacia arriba pensando lo mismo. Tan probable, que resulta casi imposible imaginar que no haya posibilidad de vida "ahí fuera".

Observar e imaginar la inmensidad del universo nos hace pensar muchas cosas: en lo pequeños que parecen los problemas en comparación, las enormes posibilidades que hay, y lo afortunada que es cada persona de poseer vida propia.



El ser humano es fantástico. Puede mirar algo, y sacarle todo el partido que quiera con su imaginación. No tiene fronteras, no se le puede encerrar en un mundo de cartón. Siempre querrá más, imaginará más, irá más allá de cuanto se imponga. Luchará por cada  mínima esperanza que haya, hará de cada momento un descubrimiento asombroso. Su filosofía de vida no es solo vivir, sino arriesgarlo todo por la curiosidad que tanto le caracteriza,  y hacer el día un poco más interesante y una oportunidad de aprender.

Tan seguro estoy de esto, como de que el hombre conquistará las estrellas y llegará al confín de todo lo que existe.


Sabiendo lo infinita que es la realidad, las posibilidades que tenemos, y lo pequeños que son los problemas ante todo eso, ¿por qué no habríamos de salir a la calle con ganas de comernos el mundo universo?


No somos pequeños, diminutas motas de polvo en la inmensidad.
Somos lo más grande, el mecanismo de las elecciones, los creadores de nuestra propia realidad.

1 comentario: