lunes, 11 de febrero de 2013

Patatas

"No entiendo por qué hay que ponerles otros sabores a las patatas. Si ya están buenas tal como son.

"Patatas sabor jamón", las patatas sabor jamón son algo muy normal hoy en día, como del pueblo llano. Pero parece una frivolidad de millonario: el típico tío muy rico que dice "quiero comer algo vegetal, pero que en mi boca sepa a un animal muerto que lleva meses curándose".

Es que siempre a la comida le ponemos el sabor de otra cosa más cara. "Patatas sabor jamón", "philadelphia con sabor a salmón". Nunca es al revés, no ves "caviar con sabor a chopped".

 Una vez vi unas patatas que eran "Lays con sabor a pollo al horno con limón y tomillo". ¿Cómo coño te sale eso a cuenta? ¿haces un pollo al horno y luego dices "restregadle unas patatas y tiradlo"?

Ahora hay unas patatas que son "Al punto de sal". Me alucina que hayan tardado tantos años en encontrar el punto justo. Llevan décadas haciendo patatas. Además, las anuncian sin ningún reparo, en lugar de avergonzarse por llevar años cantidades descompensadas de sal. O "patatas gourmet", que son patatas que simplemente están muy buenas. Me parece el colmo de la arrogancia, porque es como si te restregaran por la cara que, cuando quieren, pueden hacerlas muy ricas, solo que hasta ahora no les había dado la gana.

Aunque mis favoritas son las patatas a la receta campesina, porque siempre que miro los ingredientes pienso: ¿en qué campo puedes encontrar ribonucleótido disódico, glutamato monosódico, proteína hidrolizada de soja y dextrosa? No sé, supongo que esta receta la inventó un campesino que tenía su huerto en Chernóbil, porque si no..."


(Álvaro Carmona - Patatas)

Un texto jodidamente GENIAL. 

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