viernes, 15 de junio de 2012

Sin City

Se estremece con el viento como la última hoja de un árbol que se muere. Dejo que oiga mis pasos. Se queda rígida un instante.


- ¿Quieres un cigarrillo?

- Claro, gracias. ¿Te aburren tanto como a mi?

- No he venido a divertirme, he venido por ti. Llevo días observándote. Eres muy deseable. No es tu rostro, ni tu físico, ni tu voz....son tus ojos. Las cosas que veo en tus ojos.

- ¿Y qué ves en mis ojos?

- Una serenidad salvaje. No quieres huir, afrontarás lo que tienes que afrontar, pero no quieres hacerlo sola.

- No, no quiero hacerlo yo sola.

El viento se eleva electrizante, ella es dulce y cálida, casi etérea. Su perfume es una dulce promesa que hace aparecer lágrimas en mis ojos. Le digo que no se preocupe, que la salvaré de todo cuanto le asuste y que la llevaré muy lejos. Le digo que…..la quiero.

....

El silenciador hace del disparo un susurro y la abrazo fuerte hasta que se desvanece. Ya nunca sabré de qué huía.

Cobraré el cheque por la mañana.







No hay comentarios:

Publicar un comentario